Nueve familias de Quillón, damnificadas del terremoto del 27 de febrero de 2010, recibieron sus subsidios de vivienda luego de nueve años de espera por soluciones habitacionales.
Los beneficiados en su mayoría son habitantes de sectores rurales de la comuna, quienes perdieron sus viviendas, hechas principalmente de material ligero. No obstante, tras la larga espera, se optó por construirles nuevas casas, previo a la entrega de los certificados de subsidio.
“Estamos muy contentos por estas nueve familias que han esperado, algunas desde el terremoto, la solución a su problema habitacional. Las casas ya empezaron a construirse y con esta entrega de subsidios se finiquita un ciclo dentro de esta espera de largos años. El hecho de que Ñuble sea región logró también facilitar y agilizar el proceso de entrega, por lo que estamos felices de que por fin nuestras familias puedan acceder a sus nuevas casas”, indicó Vladimir Peña, administrador municipal de Quillón.
En una ceremonia las nueve familias beneficiadas recibieron los respectivos certificados, de manos de autoridades regionales y comunales, cerrando con esto un proceso que les llevó mucho esfuerzo y sacrificio.
“Estábamos esperando con mucho deseo tener nuestra casa propia, porque hasta ahora no estábamos viviendo en una buena casa. Eso es de mucha importancia para nosotros, porque somos personas de campo, terremoteadas del 2010, que empezamos en 2012 a trabajar en este sueño cumplido”, contó Enedina Morales, presidenta del comité de vivienda “Mirando Futuro”.
Isabel Valenzuela (79) sola en el sector Manque Norte y a pesar de que ello puede resultar complejo para cualquiera, ella dice estar contenta y tranquila, sin ningún temor a la soledad.
“Estoy contenta y agradecida, porque esperamos harto por esto, pero las cosas se cumplen, hay que tener paciencia no más. Me cambió toda la vida con el terremoto, porque mi casa se puso más desordenada y tuve que cambiarme de pieza a la que estaba más buena. La casa nueva es muy bonita y muy terminada, me encanta”, aseguró Isabel, a quien sus hijos visitan sagradamente los fines de semana.