El número de militares estadounidenses heridos en el ataque iraní contra una base en Irak a comienzos de enero subió a 64, según nuevas cifras aportadas por el Pentágono.
Los soldados sufrieron de conmoción cerebral, precisó el jueves el portavoz del Pentágono Thomas Campbell. De los 64 heridos, 39 se reintegraron a sus unidades y el resto fueron repatriados a Estados Unidos, agregó.
Durante la madrugada del 8 de enero, Teherán lanzó misiles contra las bases de Ain al Asad (oeste) y Erbil (norte), donde están desplegados parte de los 5.200 soldados estadounidenses en Irak.
El ataque fue en represalia por el asesinato del más alto general iraní Qasem Soleimani, muerto en un ataque con drones estadounidenses el 3 de enero cerca de la capital de Irak, Bagdad.
Tras el ataque, el presidente Donald Trump afirmó que ningún soldado estadounidense resultó herido. Interrogado la semana pasada por el saldo al alza -de 50 heridos al miércoles- el mandatario, que busca evitar cualquier escalada con Irán, minimizó de nuevo la situación.
“Escuché decir que tenían dolor de cabeza”, respondió. “Yo no consideré eso como heridas graves”.
Sus oponentes demócratas le han acusado de haber mentido y faltado el respeto a los soldados heridos.