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La cena con el Premio Nobel chino

Ziley Mora

Mientras su nieta jugueteaba haci茅ndole cosquillas en su cuello, Mo Yan, el Premio Nobel chino de聽Literatura que vende all谩 un mill贸n de ejemplares al a帽o, lo primero que hizo cuando le regal茅 la pluma hecha de madera chilena fue olerla. Inspirando hondo, se qued贸 en silencio reteniendo el perfume del noble laurel santo de Coihueco. Tuvo una infancia dura como la de todos los de su aldea. Sin distracciones m谩s que la de trabajar la tierra y cuidar los animales, casi sin libros, se las arregl贸 para ser autodidacta y a fuerza de lecturas se hizo un doctor de las letras. Tambi茅n perteneci贸 al聽Ej茅rcito popular nacionalista. Nunca ha perdido su modestia de trabajador agr铆cola, factor que influy贸 en escoger su pseud贸nimo 鈥淢o Yan鈥, que significa 鈥渘o hablar鈥. 鈥淢e cuesta hablar,pero escribo de prisa y pienso de manera concienzuda鈥.

La cosmovisi贸n arcaica de los pueblos nos salvar谩n. Fue la conclusi贸n que sacamos con Mo Yan en esa conferencia de la ma帽ana que tuvimos el privilegio de asistir hace tres d铆as en la Biblioteca del Congreso en Santiago. El contexto era mi pregunta respecto si lo valores rurales y nativos que tanto destaca Mo Yan en sus libros, tendr铆an la fuerza para soportar la decadencia moral de la modernidad tecnol贸gica. 鈥淓so es algo tremendamente dif铆cil, pero lo creo posible鈥. Su optimismo se basa en el temple y consistencia que tiene todo lo aut茅ntico y lo honesto que tanto 茅l como yo aprendi茅ramos de nuestros paisanos campesinos e ind铆genas. Y en su respuesta record贸 a su madre con este genial pensamiento:聽鈥淯n ser humano siempre es capaz de las dificultades, pero no de las felicidades鈥. Y aunque la modernidad nos lleva a la locura de 鈥渢ener muchos tel茅fonos in煤tiles acumulados en el escritorio pasados de moda cada聽15 d铆as鈥, a pesar de esto, siempre hay un desarrollo, 鈥減ero聽este no es lineal, sino de tipo espiral鈥, vale decir, hay un progreso oculto que no se ve porque es reservado a lo 铆ntimo del ser de unos pocos que son 铆ntegros.

Por lo dem谩s, sus personajes son h茅roes de la vida cotidiana, gente que resiste el d铆a a d铆a. Como el caso de su anciano padre, quien le dio聽este consejo cuando el escritor le comunicara que hab铆a ganado el Premio Nobel en Suecia:聽鈥淪i antes te sentabas con los dem谩s al mismo nivel, ahora debes sentarte m谩s abajo鈥. Todo un tratado de la humildad que muy bien lo vive en sus ademanes y apariencia, lo m谩s lejos de la actuaci贸n de un divo. Sobrio, sereno, muy lejos de que 鈥渓a vida o la muerte lo est茅n desgastando鈥澛-t铆tulo de uno de sus libros- y menos por las superficialidades de la fama o de las聽miles de fotos que todo el mundo quiere sacase con 茅l. Y yo pensaba en tantos otros presumidos de las letras, de la pol铆tica o de la ostentaci贸n econ贸mica, que a causa de ese peque帽ito poder social tan pasajero, son capaces hasta de vender su alma. (IAy, lo f谩cil que resulta desperdiciar la vida en la hoguera de las vanidades!)

Naci贸 en Shandong, misma provincia del sabio Confucio de renombre universal. Justamente, y a causa de estar yo enfocado en describir las similitudes del pensamiento de Confucio con el pensamiento de los antiguos kimche o sabios mapuche de Chile, es que los organizadores de su visita me incluyeron en una cena exclusiva. Solo yo y un cineasta chileno, compartimos con el eminente escritor, su hija y su nieta. Todo gracias al m谩ximo art铆fice de la lengua y la cultura china en Chile, el acad茅mico de la U.聽Santo Tom谩s, Sun Xintang, precioso puente y traductor de todas las jornadas del Nobel.

Tuve el privilegio de contarles a todos all铆 de que por estos universales parentescos del alma humana, mis obras comienzan a ser traducida en Beijing por el distinguido joven acad茅mico Wan Dai. Ha llegado la hora de 鈥渟铆 hablar鈥, pero en chino.

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