Edificio De La Cooperativa Eléctrica Copelec
Historia
El edificio para la Cooperativa Eléctrica de Chillán (Copelec) fue proyectado y construido en los años sesenta.
Los principios arquitectónicos en los cuales se basa, al igual que la Catedral de Chillán, corresponden al período del movimiento moderno, y particularmente a los planteados por el arquitecto suizo Le Corbusier en las primeras décadas del siglo pasado, lo que le ha merecido el reconocimiento en Chile y en el extranjero.
Su creación fue encargada por el gerente general de Copelec de la época, Edmundo Vélez. El contacto con los arquitectos de la obra lo estableció José Suárez Fanjul, quien fue el primer decano de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción y ex ministro. Además su hermano, Isidro Suárez, fue uno de los arquitectos del edificio, quien trabajó junto a Juan Borchers y a Jesús Bermejo.
El gerente Edmundo Vélez estableció algunas características que debía tener el edificio, entre ellas que tuviera “luz, sol, color y que fuera original”.
En su plena ejecución, los arquitectos Jesús Bermejo e Isidro Suárez se turnaban la dirección de la obra, permaneciendo en Chillán de martes a viernes. La construcción fue lenta, ya que se trabajó con una media de cinco obreros por semana y duró tres años, debido a que dependían de la mano de obra que existía en la pequeña fábrica de hormigón, la que estaba ocupada dependiendo de la demanda de fabricación de postes para la cooperativa eléctrica.
Un método interesante ocupado para construir los moldajes de las formas curvas fue la utilización de una tabla de cuerdas de circunferencia con medidas que se repetían. Estas se trazaban sobre una tabla de álamo de 10” que servía de molde o costilla para armar el moldaje.
El edificio consta de 630 m2, construidos completamente de hormigón armado, que albergaban a las oficinas de la cooperativa eléctrica en calle Maipón 1079.
El proyecto quedó inconcluso con un avance de 95%, ya que faltó construir el espejo de agua que aislaba el edificio de oficinas de la fábrica.
En julio del 2008 es declarado Monumento Nacional, en la categoría de Monumento Histórico, tras la gestión del arquitecto Paul Birke, quien presentó un expediente técnico que preparó junto al arquitecto Rodrigo De la Cruz, último discípulo de Juan Borchers.
Además, para este objetivo se enviaron cartas por parte de Guillermo Stevens, gerente de la cooperativa Copelec en ese año, y el ex alcalde de Chillán Aldo Bernucci.
La realización de este documento se demoró tres años y fue financiada por el Fondo de Desarrollo de la Cultura y las Artes (Fondart).
De acuerdo al decreto número 2416 del 21 de julio de 2008 se reconoce su valor histórico porque “pertenece al Movimiento Moderno, al igual que otros edificios públicos reconstruidos luego del terremoto de 1939 en Chillán como la Catedral de Chillán y la Intendencia. Además, por las especiales características de esta obra arquitectónica se explica su creciente importancia, que se refleja en las opiniones de arquitectos nacionales e internacionales en numerosas investigaciones y en diversas publicaciones para ayudar a comprender el Movimiento Moderno en Chile”.
Durante el año 2013 el arquitecto Juan Borchers se comprometió a finalizar el 5% restante de la obra, eliminando las oficinas comerciales que aún funcionaban en el lugar, para transformarlo en un centro artístico-cultural, y además, en un museo eléctrico abierto a la comunidad.
Actualmente el edificio se encuentra ocupado por el “callcenter” de la Cooperativa Copelec y se espera un proyecto de gestión para que sea incorporado a la red de infraestructura cultural de la Municipalidad de Chillan y de la Región de Ñuble.
Según sostiene el arquitecto autor del expediente técnico, Paul Birke, “el edificio al ser monumento histórico puede ser postulado a una serie de fondos concursables, incluida la Ley Valdés, que le permitirán ser remodelado, actualizando sus instalaciones y equipamiento e incluso considerando construir la pequeña etapa que quedó inconclusa como es el estanque de agua posterior”.
Una idea que existe para el edificio es transformarlo en un centro cultural de la arquitectura moderna de la Región del Ñuble, incorporando un anfiteatro o escenario nuevo, donde también se desarrollen otras actividades relacionadas a las que ya realiza la Fundación Cultural de la Cooperativa y que están orientadas al folclore.